miércoles, 26 de octubre de 2011

Esta
voluntad de la nada
que libra al árbol de convertirse
propiamente en árbol, y que
evitándolo de sí, brisa y follaje
deja al mundo en lo incompleto que canta.




¿Pero cuándo, desrealizándose,
cantará el hombre por lo que no es
en las direcciones abiertas
de las cosas y las criaturas
que sólo hacen sentido
abriéndose en lugar del sentido?




Ahora
llega el pensamiento
que no pensamos ni nos piensa
y que en el cauce de su decisión ausente
alarga la música de las cosas
de la cual no somos sino
sonidos sibilantes
a los que sólo el sentido transforma en guerra.




La desdicha de querer ser
y de ser ante todo y sobre todo
hasta que el signo por el que acontecemos
ya no alberga la nada, y el mundo posible
se quiebra completamente realizado.

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