Así
quiere el mundo
otra vez imponerse: se negó a la nevada
la antorcha que en torbellino cuando uno de nosotros llamó
con su aliento a los nombres.
Así lo pide: la
llama en carne viva birló el cerrojo de la muerte
que al ángel digital con sangre de labio entre palabra
y palabra.
Ven,
desmigájate, y aposento.
a medio camino entre escarcha Lucha la palabra de adiós
a lágrima fulgente.
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