Hasta
siendo, en brotes
la fisura de un decir
sobre el corazón -te
escucho.
Ahí
y ahí, alcanzada por el giro
de los blancos capitales, para
siempre
en posesión.
Habrá, con
la nunca parcela
entrada en rojo una
flor: sangre, que
no quieres
separar.
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